16 de noviembre de 2017

LA CAJA DE LOS BESOS


Desde hace ocho días resido en mi nueva ciudad. Hace tiempo que lo venía anunciando como algo muy lejano y que no tenía ninguna gana de que se hiciera realidad, pero el tiempo pasa volando y aquí estoy, en Pamplona.
Cuando se tiene una edad como la mía, uno es más reacio a cambiar sus rutinas, amigos, lugares...
Por eso he de confesaros que me ha costado un poco el cambio.
En estos días apenas he tenido tiempo de tener "morriña". Entre acondicionar mi nueva casa y hacerme con la zona, se me ha pasado el tiempo. Bien es verdad que todo ha sido muy llevadero con la valiosa colaboración de mi hermana y su familia.
He vivido en diferentes regiones españolas, pero sobre todo en Sevilla y Málaga. Hace veinte años regresé a mis raíces y he sido muy feliz en Guardo, un pueblo de la provincia de Palencia.
Allí he dejado amigos y conocidos y vivencias maravillosas. Mi idea es volver cada primavera a ese lugar donde he sido tan feliz a lo largo de estos años.
Conmigo me he traído objetos de valor afectivo, como la caja que os muestro. Esta preciosa caja me la regaló la pequeña, Lía de la mano de sus abuelos llena de exquisitos chocolates. Aún recuerdo como si fuera hoy, los latidos del corazón de la niña cuando me la entregó. Su cara irradiaba felicidad y sus manitas casi temblaban de la emoción. Fueron unos instantes mágicos donde toda la belleza del universo de concentró en aquel instante. Como premio la besé con toda la ternura de que fui capaz. Y es que la capacidad de ilusión de un niño, es infinita. Ese sentimiento de generosidad genuino, sin contaminar, estará siempre presente en mis más bellos recuerdos.
Después, con el paso del tiempo la caja se quedó vacía de chocolates y la fui llenado de besos. Los besos que ella me fue dando.
Mejor dicho la fuimos llenando de besos, porque así lo convinimos las dos.
Cada beso que me daba, lo guardábamos corriendo para que el viento no se lo llevara lejos. Así ahora puedo abrirla y sentir uno a uno los maravillosos besos de la pequeña, Lía y hacer más llevadero mi nuevo destino.