Tenemos una Primavera un poco extraña. Las tormentas no han parado estos últimos días.
Esta mañana me fui al centro. Tenía que hacer unas gestiones en el banco y una compra de cumpleaños.
Estaba a punto de salir, cuando vi llegar el autobús desde mi ventana, sin darme tiempo de llegar a cogerlo. Pero bueno, tampoco tenía prisa y eran las once de la mañana.
Una vez en la parada no tardó mucho en llegar otro de nuevo.
De repente, comenzó a llover con fuerza.
No llevaba paraguas y pensé se me iba a estropear la mañana.
Pude coger un asiento cercano a la puerta de salida.
En la segunda parada se sentó una mujer a mi lado.
Tenía los ojos azul cielo, elegante, educada, muy guapa.
-Buenos días(me dijo).
-Buenos días( le contesté).
La miré de reojo y me pareció una mujer muy interesante, por eso me atreví a emprender una conversación con ella.
A los pocos minutos estábamos charlando amigablemente. Me contó que iba de tiendas porque le gustaban los "trapos".
Quería ir a pasar el verano al pueblo y necesitaba modelitos nuevos para lucirlos en los meses de estío.
El invierno la pasaba aquí junto a su hermano.
En esto coincidíamos las dos. Los trapos y el pueblo.
Pero además me confesó que era soltera y que había viajado mucho a lo largo de su vida.
En eso también coincidíamos de nuevo. Eso si, pensé para mis adentros, seguro que yo he viajado mucho menos que ella.
Se consideraba un espíritu libre que había huido del compromiso para vivir a su manera.
Aquí también me identificaba con ella, aunque mis circunstancias personales diferían un poco de las suyas.
Surgió la conversación sobre la serie de televisión titulada "La otra mirada" y ambas coincidíamos que estaba muy bien hecha y reflejaba bien la sociedad de una época. Mujeres en los años veinte que estaban atrapadas en un mundo conservador con un prototipo de mujer sumisa con un rol preestablecido. Hasta que una de ellas destaca por sus ideas avanzada las va haciendo partícipes a las demás.
No es fácil por el miedo al cambio hacer ver que hay otra manera de enfocar el mundo femenino, no exento de muchas trabas por formar parte de una cultura de siglos.
Está muy bien ambientada en las calles de mi querida Sevilla y tiene una puesta en escena impecable.
Maricarmen, que así se llamaba mi interlocutora, y yo comentábamos que habíamos vibrado al ver algunas escenas donde las protagonistas tienen la osadía de ir contra corriente tratando de ser fieles a ellas mismas cambiando poco a poco esa sociedad que las marginaba.
Romper la reglas, ser auténtica sin miedo al qué dirán los demás.
La principal intérprete que tiene un perfil progresista, en una conversación en un grupo rodeada de hombres dice esta frase: "Habrá un día en que ni siquiera tendremos que casarnos para tener vida. Tendremos una propia y nos juntaremos libremente y por amor"
Mujeres revolucionarias y valientes.
-Yo nunca me quise casar (me decía ella en tono cómplice), dado que yo también le había hecho saber que soy soltera de oro, jubilada de plata y antes vivía con una gata...jejeje.
Pero aún hoy existen prejuicios hacía las mujeres que no desean casarse ni ser madres.
Lo importante es tener libertad para poder escoger vivir como cada uno quiera.
Es verdad que hemos avanzado bastante, pero todavía es mucho lo que queda por conseguir.
Nuestra conversación cada vez era más y más interesante, cuando llegamos a la parada de nuestro destino.
Entonces ella, me presentó a su hermano que reía complacido al ver como habíamos conectado las dos.
Nos despedimos deseando volver a encontrarnos por el barrio, pues una mujer con ochenta años, tan llena de vida y experiencias. es muy interesante volver a verla de nuevo.
P.D. Últimamente de repente se me pone la letra más grande al escribir las entradas. No sé que pasa...